El Ayuntamiento de las Palmas de Gran Canaria el 16 de Abril de 2015 concede la distinción honorífica a título póstumo de Hijo Adoptivo de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria a Francisco Guerra Navarro (Pancho Guerra)

Hijo Adoptivo de Las Palmas de Gran Canaria. 16 de Abril de 2015

 

El hijo más ilustre de Tunte, Francisco Guerra Navarro, nació en la villa de San Bartolomé de Tirajana el 11 de junio de 1909, y falleció en Madrid, el 3 de agosto de 1961. Pancho Guerra, como firma en sus escritos posteriores a 1929, fue el creador del inolvidable personaje Pepe Monagas, y el mejor escritor que ha retratado la idiosincrasia y el léxico canario.

‘Empardelarse’ fue la última palabra que describió, a tenor de la cuartilla que se encontró en su máquina de escribir el día que el autor moría, en su proyecto más ambicioso, el Léxico de Gran Canaria. Esta obra que buceaba en el alma del habla canaria sería finalizada y publicada postumamente bajo el título Contribución al Léxico Popular de Gran Canaria gracias al trabajo de recopilación de fichas y apuntes pertenecientes a su legado, realizado por sus amigos de la ‘Peña Pancho Guerra’.

Pancho Guerra se estableció en la capital grancanaria a los 14 años, a raíz de un traslado de su padre, maestro natural de Tejeda que ejercía en San Bartolomé de Tirajana. En Las Palmas de Gran Canaria completaría sus estudios y a los 18 años daría rienda a su vocación literaria. Sus primeros escritos nacen con un marcado tinte costumbrista. Guerra retrata a la sociedad grancanaria, a los hombres de mar y de campo que se han desplazado a los riscos de la capital.

Su incorporación como periodista al Diario de Las Palmas, en 1930, le daría la posibilidad de ir publicando los famosos Cuentos de Pepe Monagas, personaje que se convertiría en el alter ego de Pancho Guerra a la hora de dar cuenta del colorido local de los barrios de Gran Canaria y al que el inolvidable José Castellano daría vida. Después llegarían Los Entremeses de Pepe Monagas y Las Memorias de Pepe Monagas.

Pancho Guerra cultivó otras facetas literarias. Para el teatro no sólo escribió Los Entremeses de Pepe Monagas, también adaptó las obras La umbría, de Alonso Quesada y Nada de Carmen Laforet y, además, se atrevió con coplas y letras de canciones.

Sus trabajos publicados en vida sitúan al autor en el terreno de la literatura, sin embargo, como recuerdan en distintas publicaciones y jornadas sobre el escritor y periodista, es el campo de la lingüística el que hace del escritor “una referencia obligada en la dialectología canaria”, como recoge el catedrático de Filología Española de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Maximiano Trapero en Pancho Guerra cien años después. Nuevos estudios sobre el autor y su obra.

En las ‘Jornadas comparativas entre los personajes y autores de El Quijote y Las Memorias de Pepe Monagas’, organizadas por el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana el pasado mes de marzo, la catedrática de Literatura Española de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Yolanda Arencibia destacó que si Pancho Guerra no hubiera creado a Pepe Monagas, “el escritor tirajanero no sería el gran creador del estereotipo de lo canario y del prototipo isleño que inmortilizó con su escritura” Arencibia resaltó “la genialidad distinguida y única” de Pancho guerra “al imitar por escrito el habla insular, con su sintaxis y su fonética. Pancho Guerra dejó registrado el habla popular de la isla de Gran Canaria en sus modalidades de campesina, risquera y marinera, con un variado vocabulario directo y espontáneo, y rico en usos de doble sentido o juegos intencionados de significaciones”.

Pancho Guerra murió a la temprana edad de 52 años en Madrid, a donde se trasladó en 1947 por inquietudes literarias y laborales. A la capital de España llevó consigo la pasión que sentía por su tierra firmando sus escritos en el diario Informaciones con el seudónimo ‘Doramas’. Diez años después sus restos fueron trasladados, con gran expectación por parte de la sociedad canaria, al Cementerio de Las Palmas, en donde descansaron hasta 1993. Año en que fueron recibidos con fervor por su pueblo natal, y en donde Pancho Guerra fue inhumado en el Cementerio de Tunte en un panteón construido para la ocasión.

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