En el SENTIDO en que suele emplearse, con base en la primera acepción castellana : "componer, arreglar, aderezar", de filosófica esperanza en algo que hace inútil o "¡mal empleadito!" (V) el anhelo, de confianza dictada por la "cultura de la sangre" en el espontáneo desenlace de las cosas graves, como el amor, el término, gracioso y lírico, nos parece un localismo. Hay un intencionado refrán que ilustra y corrobora esta al parecer rebuscada dimensión: "Amasa, boba, que el horno adoba" = No te quebrantes, ni te entretengas en garambainas y melindres, que la vida y el tiempo, gran componedor, pondrán lo suyo, contigo o sin ti. // Con relación al rico caldo -"póngase vinagre, sal, orégano, ajos..."- en que cristalizan las mejores complacencias y regostos de las carnes de cochino, de los baifos (V), de las aceitunas -¡oh, las endriñas, carnosas, enmollecidas de Temisa!-, el isleño tiene una expresión ponderativa, que le brinca a la boca, de ordinario mesurada, al paso, por ejemplo, de una hembra nuevita (V) y con mucho garabato: " iMe gusta más que adobo!").

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