Emplasto que, como fármaco, preparan los curanderos isleños a base de afrecho o salvado, orégano, agua y vinagre. Se emplea especialmente para trastornos del POMO (V). (Don Domingo José Navarro cita en sus Recuerdos de un noventón: "Si una persona estaba flaca, macilenta, sufría ansiedad y desfallecimiento (fatigas) y tenía el POMO descompuesto, llamaba a la "señá" Barbarita, que con rezos y fricciones llamaba el POMO a su sitio, colocaba en la boca del estómago la afrechada, y a los tres días de estos manejos, colocaba en el mismo sitio el emplasto de "ungüento contra rotura").

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