Golpe de aire desapacible que altera de relance el clima sosegado del país, especialmente en las callejas estrechas, en los callejones llamados de cañón (V) y en ciertos puntos abiertos de las playas. (El insular le tiene mucho respeto al airote, al que atribuye sus pulmonías y sus catarros "de tirafondo" -los remetidos ENTRE pecho y espalda-, sus lumbagos y sus jaquecas, incluso la súbita irritabilidad de sus conllevados callos y juanetes.)

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