Adular o lisonjear interesadamente a alguien, bailándole el agua delante, o haciéndole el caldo gordo, como dicen los castizos por Castilla. Practicado, claro está, con vistas a la marea, por aquello tan característico y desvergonzadamente español que en isleño decimos "apoya, Pepe, que si no, no comes QUEQUE (V)". Es, ciertamente, un caso de prótesis, que se verifica sobre el castellano "popar": "acariciar o halagar a uno").

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