Atrapar o entrampar a una persona o animal fugitivos. Dar a alguien una tabarra estorbándole tenazmente el escape. Trabarse los candados y otras cerraduras, no cediendo al juego de la llave. (Va un ejemplo de la segunda acepción, muy semejante a atabicar: "Me atranquilló el "tabarriento" de Mengano..., ¡que por poco no me larga!").
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