Perro de finca y ganado muy peculiar y abundante en la Isla, cuyas principales características son: tamaño mediano, hocico afilado y poco amigable, sobre el que lucen unos ojos gachos y hoscos, cola larga, peluda y algo erizada, y color, en general, pardo verdoso. (Se criaba mucho en la isla de Fuerteventura, por lo que también es conocido con el nombre de majorero. Inteligente y de legendaria fiereza -tiene fama de recelar hasta de su mismo amo-, es animal ideal para pastores y labriegos. Ninguno como él entraba el ganado, es decir, lo acostumbra a que ande y se mantenga "en manada o tropilla", ninguno garantiza como él la integridad de las mieses y de las frutas golosas dentro de los linderos que vela con celo resuelto e incansable. Es animal de respeto, con bien ganado prestigio de no avisar el ataque, de morder callado). (Por extensión se dice bardino del hombre atravesado, que no mira a la jeta, sino a la bragueta, y da las puñaladas, figuradas o ciertas, por la espalda o traición. "Estar como bardino en orilla": estar movido de deseos crudos, desatentados, por algo apetitoso, como una mujer tierna y de mucho garabato. (Cuando los historiadores se ocupan de hallarle a Gran Canaria la etimología de su nombre, hablan con seriedad particular de que posiblemente se la llamó así porque la poblaba "una multitud de perros de extraña grandeza, de los cuales se llevaron dos a Juba". Esta es noticia que dejó Plinio. Más tarde, los capellanes franceses Boutier y Le Verier hicieron constar en el Diario de sus andanzas por la Isla, cuando pregonaban e introducían a Cristo a la sombra de la espada de Juan de Bethencourt, el Conquistador, que "había en ella ciertos perros salvajes, semejantes a lobos, aunque más pequeños". Se habla otra vez de estos canes cuando Tomás Nichols aseguraba que la comida ordinaria de los aborígenes era leche de cabras y "carne de perros castrados". Hay isleños muy amigos de su tierra que piensan que el bardino es descendiente más o menos directo, más o menos mestizo, de aquellos de "extraña grandeza", según unos, y "semejantes a lobos, aunque más pequeños", según otros. Lo de su fiereza lo abona otra noticia histórica, según la cual fueron usados por los nativos como vanguardia de ataque cuando a la pedrada y al gajazo limpio hicieron su guerra de liberación frente a los invasores castellanos. En otro aspecto, y considerando el tono pardo aceitunado o verdoso del pelaje del bardino, conviene observar que en castellano dicen "verdino" de lo muy VERDE o de color verdoso. También dice el Diccionario "barcino" de "los toros, perros y otros animales de pelo blanco y pardo, y a veces rojizo". Diré, para acabar esta excesiva divagación, "que ni estiro ni encojo, ni la manta es mía". Ahí queda eso y que los eruditos se enfrasquen).
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