Variedad, más frecuentemente llamado mirollo, de durazno muy mollar, de acuosa y grata pulpa, cuyo hueso o pipa se desprende fácilmente, mostrándose lleno de arrugas asurcadas y rematado por un agudo y recio pico. Birollo se dice también del ojo humano defectuoso o enfermizo: desmesurado y blancucho, con un párpado caído, llorón o legañoso, etc. (El durazno birollo isleño debe ser el que por Castilla llaman "abridera" o "pérsico". Hay una salpimentera coplilla, de graciosa virulencia, que podía oírse cantar en los "coloquios" salpicones de las antiguas taifas, en los lavaderos o durante las recolecciones. Alguna mujer se amorosaba con ella el alma al dar SALIDA a una rasguera. Dice así: "En el fondo de mi caja -tengo un durasno birollo- para entregarte la lengua-, josico de mil demonios").
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