No se aplica, como en castellano, "a lo cómico que raya en lo vulgar y grosero", aunque de esto último tiene por carta de más. Se trata de una zorra variante de la flatulencia, a la que en castellano llaman "follar". "Verse en los pelos de un bufo": estar en trance muy comprometido, ATRACADO de verdad, y salir de él por los pelos. (Tiene gracia algo que de la palabrita dice en su Cómo hablan los canarios don Agustín Millares Cubas. Con su permiso vamos a reproducir parte del comentario, donosa autoridad que me releva de más rehuídas explicaciones: "Hay un género teatra l-dice don Agustín-, el género "bufo", cuya aspiración es divertir con extravagancias y astracanadas. Los "bufos" de Arderíus! Toda nuestra juventud despierta con la evocación de la famosa compañía. Nos sabíamos de memoria Los sobrinos del Capitán Grant, letra y música. Y si alguna compañía los pone, como yo pueda no falto a ellos. Pues bien, en Canarias no es la palabra que comentamos una palabra fina, ni mucho menos. Al oírla, unos se ríen, otros se ruborizan, otros se indignan. En la Península sí que puede decirse impunemente. Recuerdo que una vez, en el patio de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona, formábamos un corro varios estudiantes, fumando, escupiendo, diciendo gansadas. Y de pronto hizo su aparición en la atmósfera una especie de pájaro de mal agüero, de hálito pestilencial. No había duda posible: era El, el que sin alas voló, con su personalidad inconfundible, con su animalidad profunda... Un amigo y paisano que me hacía frente en el corro, exclamó: ''¡Oye, tú, vaya un b... que nos estamos chupando!" -Ultimo rasgo de la descripción, para que nadie alegue ignorancia: el b... es todo lo contrario del "cine sonoro").
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