Sombrero del hombre y también el usado por las mujeres campesinas. (El Diccionario de la Lengua no lo incluye en su edición de 1939. Don Julio Casares, sí, en su Ideológico (edición 19421, con la acepción de "sombrero flexible". El masculino -cachorro- suele usarse con intención despectiva. Y en cuanto a la femenina, todavía en los campos de Gran Canaria, cuando hay un muerto en medio de la casa, los hombres se entierran la cachorra hasta sobre las orejas como signo de duelo. "Quítese la cachorra", se invitaba antes gentilmente a los caballeros en visita como honrosa deferencia. Era cuando permanecer cubierto constituía un hábito hidalgo. "No se quite la cachorra que está ENTRE puertas", aconsejaban los prudentes. O se decía irónicamente a ese frescor. Cachorra más bien es gorra que sombrero. A éste sí se le dice cachorro. Las mujeres campesinas y las pobres de la ciudad usaron en tiempos una cachorrita, que hoy remeda la adoptada para el típico traje femenino grancanario. Y de entonces vendrá rodando aquel pimenterillo cantar de isas que dice: "Cuando yo la vi venir -con el cachorrillo gacho- me dije "pa" mi capote: -"esta cabra quiere macho". También hemos oído otra mención del diminutivo en la ingenua y graciosa explicación de esta otra copla, entonada por un mozo labrador mientras tronchaba carrizo para sus animales ENTRE los altos verdes de un cañaveral: "¿Para qué quiere el pastor-cachorrillo desalado?- Para cuidar su ganado-y que no le queme el sol." Y esta variante, vibrando en una taifa santiaguera, de la fiesta de Santiago, en el lugar de Tunte: ''¿Por qué se pone el pastor -la cachorrilla enroscada? -Porque de lejos le vea-los ojos la enamorada". También se oía este refrán ENTRE viejos de la ciudad y el campo: "En el tocar del cachorro se conoce al bailarín", con que se denota que a la gente se la cala, adivinando sus cualidades e intenciones, por lo espontáneo de su facha y de sus mañas. Lo del cachorro es ciertamente variante no muy usual de esta forma más común: "En el tocar del sombrero...", pero de las dos maneras hemos oído expresar el popular dicho. "Cachorro" es la "cría del perro o de ciertas fieras. "¿Cómo se tocaban los primitivos canarios?, cabe preguntarse ante esta acepción. Don José de Viera y Clavijo dice en su Historial general de las Islas Canarias, a propósito de las vestiduras aborígenes: "Si sus rebaños de ovejas les ofrecían largas cantidades de lana, ¿de dónde provino que jamás se aplicasen a hilarla ni a tejerla, y sólo se cubrieran de pieles, juncos y hojas de palma?" Más adelante informa que los nativos de Lanzarote se ponían "cierta especie de bonete de pieles, guarnecido de plumas". Da noticia también de que las mujeres lanzaroteñas se cubrían con gorros hechos con tiras de piel-"pellica"-, y las mismas pellicas defendían y adornaban las cabezas de los gomeros. Hasta aquí nada dice sobre la naturaleza de esas pieles. Puntualiza sólo al hablar del tocado grancanario, que se resolvía con monteras de los pellicos: de aquellos cabritillos que desollaban sin romper y cuyas garras caían sobre las orejas y otras se afianzaban en el cuello". Nada, pues, dice el historiador sobre que se tocaran con pieles de perro, las pequeñas, las de los cachorros, por más apañadas, que de haberlas usado, y conforme hacían con los cabritillos, "desollarían sin romper", con lo cual mantendrían la traza de los animalillos vivos. El uso de esas pieles entra, sin embargo, dentro de lo posible, mucho más en tierra donde abundaban los perros, hasta el extremo de haber dado nombre al archipiélago. ( Bardino.) Las gentes de Castilla y otras tierras de España que realizaron la colonización pudieron haber dicho "cachorro" a ese elemental tocado de piel de perro joven... A falta de toda referencia concreta en textos oficiales y de estudios sobre la etimología de esta extraña voz, se nos ha ocurrido esta conjetura. De otra parte, el profesor Corominas dice que "cachorro" parece ser derivado de "cacho". "Cacho -apunta-significaría primitivamente "cachorro". Y al estudiar acepciones dialectales del vocablo considerado originario, apunta que en gallego y leonés se dice "cacha" -como variante- de "toda cosa redonda y hueca". Esto pudiera echar también un poquito de luz sobre las umbrías raíces del término).
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