Por antonomasia, mueble grande y pesado, construido especialmente con cedro o con tea de los VIEJOS pinares de la isla. (Su casi cuadrada mole descansa sobre dos banquillos de la misma madera, cuyos frentes ostentan un rosetón de ingenuo y gracioso labrado. La cerradura, que funciona bajando una especie de aldabilla o trinquete fijado en la tapa, se monta tras un escudete de hierro negro o con su color natural, recortado y taladrado con intenciones decorativas, y fijado sobre un medallón de franela colorada. Este es el único adorno del grave enser, esencial e indefectible en cada casa isleña campesina. Se aplica especialmente a guardar la más preciada ropa blanca y, en un caponcillo lateral, los papeles importantes y los caudales, pequeños o grandes. En ocasiones, la caja contiene también las manzanas del huerto casero. Entonces trasciende un maduro, sano y jubiloso olor a jinados).
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