Aparte el sentido castellano -de fatiguillas por desmayo o ganas de comer-, en el país canario se aplica al dolor leve, difuso y vago, que ni se extrema en el quejido ni permite el olvido. (Empléase generalmente el diminutivo como una intuitiva ponderación del ¡imitado alcance que el mal tiene. "-¿Estás mejorsito? -preguntará el isleño al paciente amigo aquejado, por ejemplo, de una ciática. -Pues mira, el dolor de presa se me ha levantado, pero me aguanta un desconsuelito aquí, en el cuadril, que Dios libre y guarde." En su acepción castellana, que tiene en Gran Canaria un uso tan extenso como constante, nunca hemos comprobado el empleo de "desconsuelo" para significar "desfallecimiento o debilidad del estómago", ni siquiera por andaluces. Parece voz en desuso ENTRE peninsulares, relegada, como tantas otras, al hasta ahora remansado ámbito isleño).
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