Retraso en la gestión o el regreso. (La Academia registra la voz como anticuada, incluso en su edición última. El señor Casares no la recoge en su Ideológico. En el país canario sigue viva, empleada especialmente en los campos. El isleño no suele ser hombre apresurado. Creemos que no sólo razones de clima han hecho de él un tipo humano apacible y de tranquila evolución en el espacio; también una filosofía, quizá de ascendencia andaluza. Nosotros hemos oído emplear como copla para los más alegres aires del país estos cuatro versos, que parecen desgajados de un escéptico poema : "¡Para qué el hombre se afana - y maldice su fortuna - si ayer salió de la cuna- e irá a la tumba mañana?". Hay en el alma isleña un profundo, aunque no pesimista, convencimiento de la inutilidad de la prisa. " iEllos "venerán"!", dirá el canario de los bienes que aguarda, sin tirarse a su conquista. Y "¡déjelos correr, que si con la lengua colgando han de volver, para nadita de este mundo! ", exclamará desde su todavía a salvo sitio en el poyo ante el afán de los... maleados por el puerto y forasteras influencias. La dulce temperie insular y ese sabio sentido de la vida parecen haber creado un positivo tiempo, un tiempo mágico que da de sí como si hubieran dispuesto su mecánica para regalarle márgenes a todo quehacer y a todo arribo. Y que si tiene el tranquilo andar de las yuntas, también su poderosa reserva. Ahí están, vadeando sobre los cantiles y la lava, las tierras inventadas. La detenencia resulta así un fenómeno consecuente, que apenas altera la eficacia y los nervios. Tiene en las más de las ocasiones condición de libre y espontánea, y es otras veces forzada por un "pelma adhesivo", como los llamó me parece que Aldous Huxley. Este tipo de latoso atabica al canario y no lo larga. "iDéjese de alegar y "espácheme" de una ves, que no quiero detenensias!", dirá el ama de casa impaciente al tendero recalmoso).
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