Como ENGARBADO (V.), se emplea negativamente, y con una aplicación casi exclusiva a la mujer, para denotar su fealdad y falta de gra­cia. “Conocí a la novia de Pedro, el de Timagada. ¡Qué mal engrasiadita es, “que­ría”!” Se trata, indudablemente, de una alteración, al tiempo que una limitación, por su sentido negativo, del “agraciado” castellano.

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