Baquetear, adiestrar o ensayar a alguien, especialmente a los niños, predisponiéndolos al desenfado y la picardía, haciéndolos afectados, redichos y sabihondos (V. ensayado-da). Cierta niña del país, tardía y cínica, recibió tal mimo de sus padres y fue de tal manera escopeteada “en popular”, que hasta se le puso carilla de mona, de mona amaestrada. Tendría dos años cuando enfermó tan gra­vemente que se murió. Cuentan que la noche en que la escopeteada chiquitina falleció -y se concreta que una media HORA antes de expirar- una vecina se acercó a su cama y le preguntó, meliflua y compungida: “-¿Cómo estás, mi niña?” Contes­tó la cría, con un hilito de voz y escopeteada hasta en aquel trance: “Jodida y mal pagada...”

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